RECURSOS. LAS CARDIOPATÍAS VASCULARES, EL COVID-19 Y LA ATEROESCLEROSIS.

Las cardiopatías se definen como anomalías en la estructura y funcionamiento del corazón que pueden clasificarse en 6 grupos, algunas pueden tratarse con fármacos y otras más complicadas cuyo tratamiento es mediante la cirugía.

Esto es, las enfermedades cardiovasculares (ECV) son propias del corazón y de los vasos sanguíneos, tales como la cardiopatía coronaria (enfermedad de los vasos sanguíneos que irrigan el músculo cardiaco, el miocardio), las enfermedades cerebrovasculares (enfermedades de los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro), las arteriopatías periféricas (enfermedades de los vasos sanguíneos que irrigan los miembros superiores e inferiores), la cardiopatía reumática (lesiones del miocardio  de las válvulas cardíacas ocasionadas por la fiebre reumática causada por la bacteria estreptococos), las cardiopatías congénitas (malformaciones del corazón desde el nacimiento), las trombosis venosas profundas y embolias pulmonares (coágulos de sangre, trombos, en las venas de las piernas que se desprenden (émbolos) y se alojan en los vasos del corazón y los pulmones) y muerte súbita.

Los ataques al corazón y los accidentes vasculares cerebrales (AVC) son fenómenos agudos que se dan por obstrucciones que impiden el flujo de sangre hacia el corazón o el cerebro. La causa más común es la formación de depósitos de grasa en las paredes de los vasos sanguíneos que irrigan el corazón o el cerebro. Los accidentes vasculares cerebrales también se deben a hemorragias de los vasos cerebrales o coágulos de sangre. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, se encuentran entre el Top 10 de las principales causas de muerte y discapacidad en el mundo, entre 2000 y 2019. De ahí que 7 de cada 10 muertes estén relacionadas con las cardiopatías, que ha aumentado de 2 millones a 9 millones de personas (2019), si aunamos a ello la infección del COVID-19, la cifra se dispara irremediablemente.

Los síntomas de la enfermedad de los vasos sanguíneos no se identifican, sin embargo, su primera manifestación es un ataque al corazón o un accidente vascular cerebral; aunque los síntomas del ataque al corazón consisten en la dificultad para respirar, náuseas y vómitos, dolor en la mandíbula o en la espalda, más frecuente en las mujeres; además de dolor o molestias en el pecho, los brazos, el hombro izquierdo, desmayos, sudores fríos y palidez. 

Mientras que el síntoma común del accidente vascular cerebral es la pérdida súbita de la fuerza muscular en brazos, piernas o cara (entumecimiento), confusión y dificultad para hablar o comprender lo que se dice, problemas visuales en uno o ambos ojos, dificultad para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o coordinación, dolor de cabeza intenso y pérdida de conciencia. 

La relación que se establece con el COVID-19 es por la sobrecargar que se produce al intentar bombear suficiente sangre oxigenada, esto por el deterioro de la función pulmonar, lo que va a ocasionar un daño directo infeccioso e inflamatorio en el músculo cardiaco, la miocarditis, que puede empeorar la función de la bomba del corazón.

El riesgo de contraer una enfermedad cardiovascular depende del nivel de exposición del sujeto infectado, así como la condición anterior a la infección, es decir, si padecía una enfermedad cardíaca previa, ya que esto puede facilitar el contagio. Por ejemplo, los pacientes de edad avanzada están inmunodeprimidos por su edad y la enfermedad crónica cardiaca, lo que, a su vez, permitirá el desarrollo de complicaciones a nivel pulmonar, como una neumonía simple, lo que traerá aparejado el riesgo de morir.

Una de estas enfermedades cardiacas previas puede ser la ateroesclerosis, que se comprende como una patología que inicia por medio del depósito de pequeñas cantidades de grasa entre las finas capas de las arterias (estría grasa) acumulándose y formando placas (este material se vuelve más grueso, endureciéndose y formando depósitos de calcio) y progresa lentamente con la edad si los factores de riesgo están presentes en el estilo de vida de la persona. Es un trastorno que afecta específicamente a las arterias grandes y medianas. Los pedazos de placa se pueden desprender y viajar a través de la arteria afectada hasta los vasos sanguíneos más pequeños, obstruyéndolos y causando daño o muerte de tejido (embolia).

Los factores de riesgo se entienden como las características biológicas o conductuales cuya presencia confiere mayor probabilidad de sufrir una enfermedad en el futuro, por ello, algunos de estos para las enfermedades cardiovasculares son: el consumo de tabaco y consumo excesivo de alcohol, el colesterol de la sangre, la diabetes, la presión arterial alta, la obesidad, la falta de ejercicio físico (sedentarismo), los antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular, el estrés, la edad avanzada y una dieta alta en grasas. Además, en las mujeres se tienen los anticonceptivos orales, los estrógenos propios y los ovarios poliquísticos.

Por lo tanto, la exposición a ciertos factores desencadena mecanismos y procesos celulares y bioquímicos complejos que dan lugar al crecimiento de la estría grasa por medio de la atracción de determinados tipos de células formando un ateroma (conjunto de grasa y otras sustancia que se acumulan formando placas en las arterias), masa anormal constituida de grasa o lípidos, o quiste sebáceo; lo cual origina una serie de reacciones inflamatorias que, junto con factores mecánicos, como la hipertensión, pueden provocar la ulceración del ateroma, lo que, producirá es que las plaquetas de la sangre acudan, se agreguen y generen una trombosis, que puede obstruir total o parcialmente el lumen arterial e impedir la circulación de la sangre y el aporte de oxígeno necesario para los tejidos. Cuya consecuencia será la muerte celular o necrosis de los tejidos irrigados por la arteria ocluida.

O bien, las placas hacen que la arteria se estreche y sea menos flexible, dificultando el flujo de sangre; por ejemplo, si las arterias coronarias se estrechan, el flujo de sangre al corazón disminuye o se puede detener, causando dolor torácico, dificultar para respirar, ataque cardíaco u otros síntomas. O si los coágulos de sangre se forman alrededor de una ruptura (fisura) en la placa, se da un bloqueo en el flujo de sangre; pero si estos coágulos viajan hasta una arteria en el corazón, los pulmones o el cerebro, se produce un accidente vascular cerebral, un ataque cardíaco o una embolia pulmonar. Así como en el infarto agudo al miocardio, ya que las arterias coronarias se obstruyeron y se da la necrosis de una parte del tejido o músculo cardíaco; o si la trombosis se produce en la arteria carótida, se dará un infarto cerebral como respuesta. Si la afectación fue en las arterias iliacas los músculos de las piernas se debilitarán al caminar, entre otras afectaciones.

Por lo que, debe tomarse en cuenta que la ateroesclerosis no sólo afecta al cerebro o al corazón, también a los pulmones, los intestinos, los riñones y las extremidades.

Los síntomas se presentan hasta que el flujo de sangre se restringe u obstruye, pero se manifiesta en el aneurisma aórtico abdominal; en la arteriopatía coronaria, en enfermedades renales; en arteriopatía periférica, en estenosis de la arteria renal, en hipertensión, en accidente vascular cerebral y en aneurisma aórtico torácico. 

Su diagnóstico depende del examen médico físico y de pruebas como la arteriografía aórtica (angiograma aórtica), angiografía de arteria coronaria, tomografía computarizada, arteriografía de las extremidades, ecografía intravascular, arteriografía por resonancia magnética, angiografía pulmonar, arteriografía renal, entre otras. 

Su tratamiento requiere de hacer cambios en el estilo de vida, como:

  • Evitar los alimentos grasos; consumir comidas balanceadas bajas en grasa y colesterol, que incluya varias porciones diarias de frutas y verduras; así como pescado al menos dos veces a la semana, pero sin freír.
  • No deber más de dos tragos de alcohol al día (aunque se recomienda un vaso chico de vino tinto en la comida).
  • Hacer ejercicio durante 30 min. al día; si se tiene sobrepeso serán de 60 a 90 min.
  • Revisar la presión arterial cada 1 ó 2 años, sobre todo si hay antecedentes familiares de hipertensión arterial. O tomarse la presión arterial con más frecuencia si se sufre de hipertensión arterial, cardiopatía o se ha sufrido un accidente vascular cerebral o cerebrovascular.
  • Revisar y tratar el colesterol alto, en los adultos cada 5 años; si se tienen antecedentes familiares, revisarlo más frecuentemente.
  • Consultar con el médico las lecturas normales de colesterol, presión arterial y antes de iniciar un nuevo plan de ejercicios.

Referencias.

Enfermedades cardiovasculares. OMS  (2013)

http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs317/es/

Susana Sans Menéndez. Enfermedades cardiovasculares. Instituto de Estudios de la Salud. Barcelona (España)

http://www.msssi.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/equidad/07modulo_06.pdf

Las cardiopatías siguen siendo la principal causa de muerte en el mundo, revela lista de la OMS, en Sin embargo 14 dic 20.

Ateroesclerosis

http://www.salud180.com/salud-z/aterosclerosis

Qué son las cardiopatías y cómo se detectan a tiempo.

https://www.debate.com.mx/salud/Que-son-las-cardiopatias-y-como-se-detectan-a-tiempo-20190212-0123.html

Así afecta la COVID-19 a pacientes con enfermedad cardiovascular.

https://secardiologia.es/comunicacion/notas-de-prensa/notas-de-prensa-sec/11447-asi-afecta-el-covid-19-a-pacientes-con-enfermedad-cardiovascular

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