RECURSOS. LA HISTÓRICA EVOLUCIÓN DE LA ENFERMERÍA (FUDAMENTOS DE ENFERMERÍA).

El quehacer de la Enfermería ha ido a la par de la propia historia evolutiva del hombre, desde la prehistoria hasta la modernidad o postmodernidad actual; es decir, las enfermedades ya existían desde que el ser humano aparece en el mundo, con su cerebro primitivo, sus “eficientes” cambios fisiológicos y alimenticios, así como una escasa comprensión del mundo que lo rodea: espíritus y dioses, lo sobrehumano, lo místico, lo religioso, entre otros aspectos, que les permitieron “existir” en un ambiente adverso, extremoso y hostil. Son precisamente las enfermedades las que le causan una “curiosidad temerosa”, algo contradictoria, pues “querer saber” y “no querer enfrentarse a lo desconocido”, se complica cuando los “nuevos” miembros del grupo nacen con malformaciones. Las explicaciones son por completo adecuadas a su entorno, a su supervivencia que depende de su capacidad por encontrar alimento y, al mismo tiempo, por no “dejarse” comer por los grandes depredadores (léase Tigre dientes de sable, hienas gigantes, etc.), a pesar de contar con herramientas e instrumentos muy rudimentarios que le ayuda a esa supervivencia; esto se va complicando por los constantes enfrentamientos que provienen tanto de las fuerzas de la Naturaleza (fenómenos naturales), como del entorno natural y social: traumatismos, desnutrición, partos complicados, malformaciones congénitas, enfermedades hereditarias (considerando el incesto entre los integrantes de la misma familia, pero visto como una necesidad de sobrevivencia del grupo).

Estas explicaciones acercan a los seres humanos a los “espíritus” y “dioses”, que se catalogan como “buenos” y “malos”, los que favorecen y los que castigan, siendo interpretados por los “chamanes”, o “hechiceros”, apareciendo más tarde los magos, que se encargan del cuidado espiritual y físico de los humanos enfermos; algunos de estos personajes, o en su mayoría, son mujeres, consideradas en esos momentos como las intermediarias entre el hombre y las fuerzas sobrehumanas (que provienen de la misma Naturaleza o de la “imaginación” o “fantasía” de la mente), que se dedican, a partir de su experiencia (empirismo-pragmático) a cuidar a los que padecen alguna enfermedad, a encargarse de las mujeres embarazadas y del parto, a “experimentar” con distintas plantas y hierbas para conocer sus efectos, además de utilizar animales que, de acuerdo a su percepción, estaban ligados al espíritu al que se dirigían sus palabras y rituales para ayudar a la sanación.

De estos rituales y uso de plantas se desprende la nueva profesión, el “mago” o “hechicero”, que tendrá capacidades más allá de lo tangible, pero basado más en aspectos religiosos: usan “avatares”, “amuletos”, “tótems”, artefactos creados por ellos mismos, así como nuevos ritos que buscan el complacer a los dioses y curar las enfermedades: entierros, pociones, muñecos, palabras extrañas, exorcismos y posesiones, “trances hipnóticos”, para alcanzar la comunicación con el más allá.

La enfermedad es entendida como causada por aspectos naturales: golpe igual a herida; o por causas sobrenaturales, como fiebre, dolores de cabeza, etc., que son producidas por espíritus malignos, o consecuencia de un castigo, surge el “tabú” del periodo menstrual de la mujer o de la muerte natural por edad.

Tanto la experiencia y lo religioso se unen para crear y aplicar remedios, entablillar fracturas de brazos o piernas, medicamentos eficaces para determinadas enfermedades. Asimismo, se buscan respuestas en el cielo nocturno, la observación astronómica que les indica a los hombres cuándo sembrar, cuando cosechar, cuándo es momento para realizar ciertas labores e, incluso, cuándo “combatir” a los enemigos.

Con la ayuda de estos chamanes, hechiceros o magos, la Humanidad primitiva va evolucionando, adquiere nuevas destrezas para alimentarse (ganadería y agricultura), surgen nuevas relaciones sociales (es más una tribu, un pueblo con identidad propia) que se orientan hacia el intercambio de productos y al comercio de estos, con una cultura más formal. Pero, la labor de los chamanes y hechiceros aún continúa influyendo en los tratamientos de las enfermedades, sólo que ahora se habla de “curanderas”, mujeres que, gracias a la tradición oral, tienen el conocimiento del uso de plantas medicinales y sus efectos en determinadas enfermedades del cuerpo y la mente, es decir, comienza la enseñanza de madre a hijo, o de padre a hijo.

La curandera siempre será una mujer, por la concepción que se tiene de su función: dar vida, de los cuidados de supervivencia, y “procurar, proteger, cuidar y curar” a los integrantes de su familia, de la tribu o del pueblo al que pertenece. Por eso su papel será relevante en el progreso de la Humanidad misma; por su condición de mujer será la “partera”, la que ayuda a traer a un nuevo ser a la “vida”.

Pese a todos estos conocimientos y formas de tratar las enfermedades, los traumatismos persisten (heridas, fracturas, etc.) ya no por enfrentarse con los animales, sino por los conflictos humanos como guerras, saqueos, caza, pesca, etc., que traen consigo enfermedades contagiosas, infecciones, y otras que son transmitidas de los animales a los hombres, la zoonosis; aunque hay algo positivo, las enfermedades congénitas y hereditarios van disminuyendo, todo por la endogamia, los integrantes de una misma familia ya no se reproducen por medio del incesto, salen de su grupo y se relacionan con otros grupos fuera de la tribu o del pueblo y permiten el intercambio genético para “formar” nuevos seres humanos con mayores potencialidades y capacidades para sobrevivir (diría Darwin: la sobrevivencia del más apto).

Conforme la Humanidad va creciendo y organizándose, los hombres van tomando su posición, ahora, gracias a la creación de la escritura, transmiten su conocimiento a las nuevas generaciones, así como, son los hombres los que gobiernan y se comunican con los dioses, las mujeres son relegadas a segundo término, siguen con la condición de cuidar de su familia. Aunque la idea que se tiene sobre la enfermedad ha variado un poco, se trata no sólo de un castigo por los dioses, sino de un “pecado”, de una falta por desobedecerlos; lo que implica un doble padecimiento: el físico, por la patología, y el psicológico, por el rechazo que sufre de su comunidad.

Sólo los sacerdotes son los únicos que “sanan” al cuerpo y al alma, para tratarlos se le hacía un interrogatorio al enfermo para descubrir lo que había hecho, el pecado o falta, una vez conocido, se escogía el tratamiento invocando a los dioses, con rituales, sacrificios, es decir, la tradición añeja desde tiempo prehistóricos, pero formalizado en su estructura.

Junto a los sacerdotes, aparecen los sanadores laicos, que no tienen nada que ver con lo religioso, usaban productos de origen animal, mineral y vegetal; crearon sus propios instrumentos para intervenir quirúrgicamente al enfermo, por ejemplo, extraer un diente o una muela; aunque, la mayoría de los enfermos, moría por hemorragias, infecciones o envenenamiento. En la antigua Mesopotamia se estableció en primer código civil, “Código de Hammurabi”, ojo por ojo, diente por diente, que castigaba a los sanadores laicos.

En el antiguo Egipto, hacia el año 3200 a.C., surge una idea que los identificará en esta vida lo largo de su propia historia: aspirar a vivir después de la muerte, lo que se enseña en “la casa de la vida”, a partir de los conocimientos de los sabios, los sacerdotes, que buscaban solucionar los problemas humanos comunes mediante varias disciplinas, la medicina era una de estas; por lo que estudian al cuerpo humano a partir de las heridas, de la descripción del corazón y de los vasos, de los órganos, llegando a la innovación quirúrgica con al “trepanación”, para poder embalsamar los cuerpos, crear técnicas de vendaje para momificarlos y “vivir tras morir”.

Su enseñanza era teórica y práctica, dejaron fuentes documentales muy precisas, algunas de ellas hablan del cuidado de la piel y de quemaduras, de heridas, fracturas y algunas enfermedades del corazón, entre otros. Así como, la suturas y de productos vegetales y minerales usados para tratar ciertos padecimientos.

En la India, cerca del 2500 a.C., se inician aspectos religiosos más elaborados, por la cosmología con la que llenan sus explicaciones del mundo, material y espiritual, en donde la enfermedad también es considerada un castigo, que, sin embargo, va modificándose hacia la llamada “teoría de los humores” (retomada posteriormente por los griegos y romanos), donde la enfermedad es entendida como el producto de un desequilibrio de los humores del cuerpo, líquidos como la sangre, la orina, la bilis, entre otros; mientras que la salud es entendida como un equilibrio de los humores. De ahí se deriva la práctica del yoga para mantener en perfecto equilibrio el cuerpo y la mente, idea adoptada también por los griegos (“mente sana, en cuerpo sano”).

Lo novedoso de esta idea, a diferencia de la egipcia o mesopotámica, es que el cuidado sanitario es llevado por hombres, lo que permite que surjan las primeras instituciones sociales que atienden a los enfermos, los hospitales dedicados a cuidar a los enfermos pobres y sin recurso, esto por mandato real. Las mujeres no pueden acceder a la vida pública y laboral, por cuestiones más religiosas y políticas que sociales.

A partir de la idea del equilibrio, también en China, aproximadamente unos 1000 años antes que en la India, el Yin y el Yang muestra la dicotomía entre la mujer y el hombre, la oscuridad y la luz, de la relación y equilibrio de ambas, surge la idea de salud y enfermedad. El Yin es el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad y la absorción. En cambio, el Yang, es el principio masculino, el cielo, la luz, la actividad y la penetración; para mantener el equilibrio debían buscar los puntos en el cuerpo humano, dichos puntos tendían a distorsionarse, para volverlos a equilibrar utilizaron la acupuntura, agregando una alimentación equilibrada y la meditación (esta última partiendo de la idea hindú del budismo que se propagó en el país chino). Por esa razón, los cuidados de las enfermedades se realizaban en casa, por las mujeres, aunque no hay un registro que describa sus funciones, al menos en China no fueron relegadas.

Referencias.

Juan Rodríguez Madueño, “Historia de la Enfermería”.

https://www.google.com.mx/search?q=historia+de+la+enfemer%C3%ADa&oq=historia+de+la+enfemer%C3%ADa&aqs=chrome..69i57j0l5.4725j0j8&sourceid=chrome&espv=210&es_sm=93&ie=UTF-8

Lic. Pilar Zueras, “Historia de la Enfermería”.

http://www.up.edu.mx/document.aspx?doc=20287

Historia de la medicina.org

http://www.historiadelamedicina.org/hansen.htm l

Breve historia de la Educación de la Enfermería en México.http://revistaenfermeria.imss.gob.mx/index.php?option=com_multicategories&view=article&id=84:breve-historia-de-la-educacion-de-la-enfermeria-en-mexico

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